Repatriación de la Abuela Kueka (2020): La piedra ancestral del pueblo Pemón regresa a Venezuela tras 22 años en Alemania, restaurando el eq...
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Repatriación de la Abuela Kueka (2020): La piedra ancestral del pueblo Pemón regresa a Venezuela tras 22 años en Alemania, restaurando el equilibrio cultural y espiritual de la Gran Sabana. |
La repatriación de la Abuela Kueka, una de las piedras más sagradas del pueblo indígena pemón, representa un hito en la lucha por los derechos culturales y la restitución de patrimonios ancestrales. Este artículo te guiará a través de los elementos históricos, sociales y políticos que rodean este proceso, abordando la importancia de esta piedra en la cosmovisión indígena y su rol en la preservación de la identidad cultural. A través de un análisis exhaustivo, examinaremos los desafíos que enfrentó el pueblo pemón para la devolución de la Abuela Kueka, el impacto de su expatriación y su eventual retorno en 2020.
Introducción: El Significado Cultural de la Abuela Kueka
La Abuela Kueka no es simplemente una roca. Para el pueblo pemón, representa una parte vital de su herencia espiritual y cultural. Según la mitología de los pemones, la Abuela Kueka es una manifestación tangible de un ancestro petrificado, cuya presencia en la Gran Sabana de Venezuela conecta el pasado y el presente de la comunidad. Sin embargo, en 1998, la piedra fue extraída y llevada a Alemania, donde formó parte de una instalación artística pública en Berlín. El retiro forzado de la Abuela Kueka no solo fue una pérdida física, sino una herida espiritual para los pemones, quienes desde entonces lucharon por su retorno.
Origen y Mitología de la Abuela Kueka
Para entender la importancia de la repatriación de la Abuela Kueka, primero debemos explorar su origen mitológico. La leyenda pemón relata que la Abuela Kueka fue un ser humano en una época ancestral cuando los hombres y los espíritus aún convivían. La historia describe un romance prohibido entre dos miembros de tribus enemigas. A pesar de la desaprobación de los dioses, los amantes decidieron permanecer juntos. Como castigo, los dioses los convirtieron en piedra, condenándolos a estar juntos por la eternidad en las tierras de la Gran Sabana. Para los pemones, estas piedras no son objetos inanimados, sino seres vivos que contienen la memoria y el espíritu de sus ancestros.
La ubicación original de la piedra en el Parque Nacional Canaima, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, refuerza su significado simbólico. Este parque es un lugar sagrado para los pueblos indígenas de la región, quienes consideran que su equilibrio espiritual depende de la presencia de estos elementos ancestrales. La extracción de la Abuela Kueka fue vista como un acto de violencia espiritual, no solo por el despojo territorial, sino por la ruptura del equilibrio espiritual de la comunidad.
La Expropiación de la Piedra y Su Traslado a Alemania
En 1998, durante el gobierno del entonces presidente Rafael Caldera, la piedra fue retirada del Parque Nacional Canaima y trasladada a Alemania. Esta acción fue autorizada bajo un acuerdo entre el artista alemán Wolfgang von Schwarzenfeld y el gobierno venezolano, sin consultar ni obtener el consentimiento del pueblo pemón. La piedra fue destinada a ser parte del proyecto Global Stone, una instalación de cinco rocas monumentales de diferentes continentes, ubicada en el parque Tiergarten de Berlín, cuyo propósito era simbolizar la paz mundial.
Sin embargo, para el pueblo pemón, este traslado representaba una profunda ofensa. Desde su perspectiva, la Abuela Kueka no era un simple elemento artístico, sino un ser sagrado que formaba parte integral de su identidad. El gobierno venezolano de aquel entonces consideró la acción como una oportunidad para promover el arte y la paz global, pero para los pemones, significaba la profanación de un símbolo ancestral.
La Lucha por la Repatriación: Un Proceso de Dos Décadas
Desde que la Abuela Kueka fue trasladada a Alemania, el pueblo pemón, junto con activistas y organizaciones indígenas, inició una lucha larga y persistente para su devolución. La campaña por la repatriación fue apoyada por diversas instituciones culturales y derechos indígenas tanto a nivel nacional como internacional. Sin embargo, el proceso se encontró con varios obstáculos burocráticos y diplomáticos. El gobierno alemán defendió el proyecto artístico de von Schwarzenfeld, argumentando que la piedra no había sido extraída ilegalmente y que su presencia en Berlín era parte de un proyecto artístico legítimo.
En contraste, el pueblo pemón y sus aliados enfatizaron que la piedra había sido retirada sin el consentimiento de los indígenas, lo cual constituía una violación de sus derechos culturales. Además, argumentaron que el significado espiritual de la Abuela Kueka no podía ser comprendido bajo los términos de una obra de arte moderna; su valor trascendía lo material y lo artístico, ya que estaba intrínsecamente vinculado a la cosmovisión y la espiritualidad pemón.
La Repatriación en 2020: Un Triunfo Cultural y Espiritual
Finalmente, después de más de 20 años de disputas legales y diplomáticas, la Abuela Kueka fue devuelta a Venezuela en abril de 2020. Este hecho fue un hito en la historia de las repatriaciones culturales, no solo por la duración del proceso, sino por lo que simbolizó para el pueblo pemón y para las comunidades indígenas a nivel global.
La repatriación fue celebrada con una ceremonia tradicional pemón, en la que participaron líderes comunitarios, autoridades culturales y representantes del gobierno venezolano. El retorno de la Abuela Kueka fue visto como una restauración del equilibrio espiritual de la Gran Sabana y una victoria en la lucha por el respeto y la preservación de los derechos culturales indígenas.
Impacto de la Repatriación en la Comunidad Pemón
El regreso de la Abuela Kueka tuvo un profundo impacto en la comunidad pemón, tanto a nivel espiritual como político. La repatriación fue vista como una restitución de la dignidad y el respeto hacia su cultura, algo que había sido violentado con la expatriación de la piedra. Para los pemones, el retorno de la Abuela Kueka significó la restauración de un ciclo espiritual que había sido roto, y que ahora podía reanudar su función en el tejido cultural y cosmológico de la comunidad.
En términos políticos, la repatriación de la Abuela Kueka reforzó la lucha de los pueblos indígenas de Venezuela y América Latina por la recuperación de su patrimonio y por el reconocimiento de sus derechos culturales y territoriales. También resaltó la importancia de que los estados y las instituciones internacionales respeten los principios de consentimiento previo, libre e informado en cualquier proyecto que involucre a comunidades indígenas.
La Relevancia de la Abuela Kueka en el Contexto Global de Repatriaciones
La repatriación de la Abuela Kueka se inscribe en un contexto global más amplio en el que los pueblos indígenas y las naciones subyugadas por la colonización han luchado por recuperar sus bienes culturales y ancestrales. Desde el siglo XX, ha habido un reconocimiento creciente de la necesidad de devolver objetos y artefactos culturales que fueron tomados de manera ilegítima durante épocas coloniales o bajo condiciones de opresión.
Casos como el de la Abuela Kueka subrayan la importancia de este movimiento global, y la necesidad de que las naciones y las instituciones reconozcan las dimensiones espirituales y culturales de estos patrimonios. No se trata solo de devolver un objeto físico, sino de restaurar la integridad cultural y espiritual de los pueblos a los que pertenecen.
Conclusión
La repatriación de la Abuela Kueka en 2020 es un ejemplo poderoso de la lucha por la preservación y restauración de las culturas indígenas. Este proceso no solo restauró un símbolo sagrado al pueblo pemón, sino que también sentó un precedente importante para la restitución de patrimonios culturales en todo el mundo. En un momento en el que las repatriaciones culturales están cobrando mayor importancia, la historia de la Abuela Kueka destaca la necesidad de reconocer y respetar los derechos culturales de los pueblos indígenas, y la importancia de reparar las heridas del pasado para construir un futuro más equitativo y respetuoso.