El Momoy nos Cuenta la Navidad del Grupo Entrejuegos, Cantos, y Cuentos; Canciones Venezolanas. Caracas - Venezuela, 3 de Noviembre de 2024....
El Momoy nos Cuenta la Navidad del Grupo Entrejuegos, Cantos, y Cuentos; Canciones Venezolanas.
Caracas - Venezuela, 3 de Noviembre de 2024. En el marco de las festividades decembrinas, el grupo "Entre Juegos, Cantos y Cuentos" realizó la actividad "Un momoy en Navidad" en la Casona Cultural Aquiles Nazoa. Este evento estuvo lleno de encanto y magia, centrado en la figura del momoy, un ser mítico de la tradición andina venezolana. Los asistentes, tanto niños como adultos, pudieron disfrutar de una tarde llena de relatos, canciones y actividades lúdicas que destacaron la riqueza del folklore navideño venezolano.
La presentación comenzó con un cuentacuentos que narró las leyendas del momoy y otros cuentos de la tradición navideña venezolana, capturando la atención del público con descripciones vívidas y un lenguaje poético. A medida que avanzaba la historia, los niños participaron activamente. Este intercambio cultural fortaleció el sentido de comunidad y pertenencia entre los presentes.
La música también fue un componente esencial del evento, con interpretaciones de villancicos y canciones tradicionales a cargo del grupo como "Fuego al Cañón"; Burrito Sabanero"; entre otras. Los arreglos musicales combinaron instrumentos típicos venezolanos con ritmos contemporáneos, creando una atmósfera festiva y acogedora. Los espectadores no pudieron resistirse a cantar y bailar al ritmo de las melodías, llenando el lugar de alegría y espíritu navideño.
Para cerrar la actividad, se organizaron juegos y manualidades en los que los niños pudieron elaborar sus propios adornos navideños inspirados en la figura del momoy. Esta experiencia práctica no solo fomentó la creatividad, sino que también permitió a los más pequeños llevarse a casa un recuerdo tangible de la celebración. "Un momoy en Navidad" fue, sin duda, una iniciativa exitosa que unió a la comunidad en torno a la cultura y las tradiciones venezolanas durante la época más mágica del año.
- Jorge Martinez "Momoy"
- Virginia Gallardo "Momoya"
Músicos
- Enrique Morgado
- Vladimir Galindo
- Coristas
- Ana Alviarez
- Milagros Marcano
- José Quintero “Burriquita”
Niños de la Coral Canticanto
- Ian Piña Gonzales
- Gissel Valero
- Ramón Valero
- Ashley Barrientos
- Sofía Sandoval
- Zahira Michelle Bharrat
- Gabriel Alejandro Moreno
- Angela Elena Morales
- Eva Leonela MoralesIan Piña Gonzales
- Gissel Valero
- Ramón Valero
- Ashley Barrientos
- Sofía Sandoval
- Zahira Michelle Bharrat
- Gabriel Alejandro Moreno
- Angela Elena Morales
- Eva Leonela Morales
La leyenda de los Momoy
La leyenda de los Momoyes es una fascinante parte del folclore venezolano, profundamente arraigada en la región de Boconó, estado Trujillo. Estas pequeñas criaturas mágicas, descritas como duendes con barba y vestidos de liquiliqui con sombreros de cogollo, han sido veneradas y temidas durante generaciones por los habitantes locales, quienes reconocen su papel protector de la naturaleza y su capacidad para influir en los elementos.
Los Momoyes son conocidos por vivir en las lagunas, ríos y quebradas de los páramos de Boconó, así como en las profundidades de la tierra y las montañas. A pesar de su tamaño diminuto, poseen un poder inmenso y se les considera guardianes de los recursos naturales. Estos duendes son conocidos por sus travesuras y su sabiduría, además de tener una predilección por el miche, el chimó y el tabaco. Los pobladores, conscientes de esto, les dejan estas ofrendas en las fuentes de agua para pedirles favores, protección para sus cultivos y para mantenerlos contentos, evitando así que desaten su ira en forma de lluvias torrenciales e inundaciones.
Un relato significativo sobre los Momoyes tuvo lugar el 2 de agosto de 1950, cuando un grupo de trabajadores estaba construyendo una carretera en el sector La Hoyada. Al arrancar una enorme piedra, liberaron accidentalmente a un hombrecito con barba larga y un sombrero grande, vestido de kaki y alpargatas. Este pequeño ser, conocido como Momoy, les reclamó por haber destruido su hogar y exigió que se lo repararan. Los trabajadores, incrédulos, ignoraron su petición, lo que enfureció al duende, quien prometió inundar Boconó. Al día siguiente, el 3 de agosto, un terremoto sacudió la región, acompañado de lluvias torrenciales que causaron graves inundaciones, formando la Laguna de los Cedros en el lugar donde se había arrancado la piedra. Este evento fue interpretado como una manifestación de la ira del Momoy.
Los relatos orales que se han transmitido a lo largo del tiempo destacan la figura del Momoy no solo como un ser protector, sino también como un castigador implacable para aquellos que no respetan la naturaleza. Graterol y Franco, en sus investigaciones basadas en la tradición oral, describen al Momoy como un espíritu del agua que habita no solo en los cuerpos de agua, sino también en las piedras y los bosques. Este ser, a pesar de ser llamado espíritu del agua, está intrínsecamente ligado a otros elementos de la naturaleza, lo que lo convierte en una figura integral en el entorno natural de Boconó.
La influencia cultural de los Momoyes se refleja también en las festividades locales. El 24 de junio, Día de San Juan, se dice que los Momoyes salen de sus moradas tocando tambores, y las ráfagas de viento y la lluvia que los acompañan son interpretadas como señales de su celebración. Según las creencias populares, aquellos que tienen la suerte de encontrarse con un Momoy pueden ser guiados a yacimientos de oro, lo que añade un elemento de misterio y fascinación a su leyenda.
Los Momoyes han logrado mantener su relevancia y significado a lo largo del tiempo, a pesar de las transformaciones culturales impuestas por la colonización española. Originalmente adorados por los Cuicas, una tribu indígena que veneraba a dioses protectores de la tierra y los cultivos, los Momoyes integraron elementos de las tradiciones europeas y africanas con la llegada de los colonizadores, adaptándose y evolucionando para seguir siendo parte fundamental de la identidad cultural de la región.
Hoy en día, los Momoyes simbolizan la resistencia y adaptación cultural de los habitantes de Boconó. Representan la rica herencia cultural de la región, reflejando la interculturalidad que caracteriza a Venezuela. Las historias de los Momoyes no solo entretienen, sino que también enseñan la importancia de vivir en armonía con la naturaleza, recordando a las nuevas generaciones la necesidad de cuidar y respetar el entorno natural.
Así, la leyenda de los Momoyes sigue viva, uniendo pasado y presente, y reforzando la identidad cultural de la comunidad de Boconó. Las historias de estos pequeños duendes son un testimonio de la conexión profunda entre los habitantes y su entorno natural, y un recordatorio constante de la riqueza y diversidad del patrimonio cultural venezolano.
La Cultura Cuica y Timoto-Cuica
La relación con el Momoy en la cultura Cuica y Timoto-Cuica subraya la importancia de la naturaleza en su vida cotidiana. Los campesinos de estas regiones creen que si cuidan bien los ríos y lagunas, el Momoy les recompensará con buenas cosechas y protección contra desastres naturales. Por el contrario, si se dañan las aguas, el Momoy puede desatar su ira en forma de tormentas y catástrofes.
La historia de los Cuicas y los Timoto-Cuicas es una parte integral del legado cultural y arqueológico de Venezuela. Estos pueblos indígenas habitaron la región andina de los actuales estados Mérida, Trujillo y Táchira, y se destacan por su avanzado desarrollo agrícola, social y cultural.
Los Cuicas ocupaban principalmente el territorio que hoy comprende el estado Trujillo, en el oeste de Venezuela. Su economía se basaba en la agricultura, y eran conocidos por sus técnicas avanzadas de cultivo en terrazas. Utilizaban sistemas de riego para mantener sus campos productivos y cultivaban maíz, papas, yuca y otros productos esenciales para su sustento. Las terrazas agrícolas, construidas en las laderas de las montañas, permitían un uso eficiente del terreno y la conservación del agua.
Además de la agricultura, los Cuicas eran hábiles en la cerámica y la cestería. Fabricaban utensilios y herramientas decoradas con motivos geométricos y figuras estilizadas, demostrando un alto grado de habilidad artística. La vida social de los Cuicas giraba en torno a las comunidades agrícolas, y tenían una estructura jerárquica que incluía a líderes y caciques responsables de la toma de decisiones y la organización de la vida comunitaria.
Los Timoto-Cuicas eran una confederación de varios grupos indígenas relacionados culturalmente, incluyendo a los Cuicas. Habitaban principalmente en los estados Mérida, Trujillo y Táchira, en la región andina. Los Timoto-Cuicas compartían muchas características culturales y tecnológicas con los Cuicas, pero también tenían sus propias particularidades.
Al igual que los Cuicas, los Timoto-Cuicas eran agricultores expertos que utilizaban terrazas y sistemas de riego para cultivar maíz, papas, yuca y cacao. Además, su economía incluía la pesca y la caza, lo que les permitía tener una dieta variada y equilibrada. Los Timoto-Cuicas también eran conocidos por sus habilidades en la cerámica y la cestería, creando objetos utilitarios y ceremoniales de gran belleza.
La organización social de los Timoto-Cuicas era compleja y jerárquica. Cada comunidad estaba dirigida por un cacique conocido como "Diez Plumas," quien tenía autoridad sobre el territorio y la gente. Este sistema de gobierno permitía una administración eficiente y el mantenimiento de la paz y el orden dentro de las comunidades.
La religión de los Cuicas y Timoto-Cuicas estaba profundamente ligada a la naturaleza y la agricultura. Adoraban a dioses protectores de la tierra y los cultivos, y realizaban rituales para asegurar buenas cosechas y la prosperidad de sus comunidades. Los chamanes, líderes espirituales de la comunidad, jugaban un papel crucial en la vida religiosa, llevando a cabo ceremonias y rituales para comunicarse con los espíritus y los dioses.
Uno de los aspectos más destacados de su religión era el uso de cuevas y ermitas para realizar rituales. Estas ceremonias incluían ofrendas de cacao, tabaco y chicha de maíz fermentada, y tenían como objetivo honrar a los antepasados y pedir protección y bendiciones para la comunidad.
A pesar de la llegada de los colonizadores europeos, que trajo consigo la violencia, el despojo cultural y la imposición de nuevas costumbres y religiones, los Cuicas y Timoto-Cuicas lograron preservar muchos aspectos de su legado cultural. Las técnicas agrícolas avanzadas que desarrollaron, como las terrazas y los sistemas de riego, han dejado una huella duradera en la región andina de Venezuela.
Hoy en día, los descendientes de los Cuicas y Timoto-Cuicas continúan celebrando su herencia cultural y preservando sus tradiciones. La Constitución de Venezuela de 1999 reconoce los derechos de los pueblos indígenas y su importancia en el tejido cultural de la nación. Las comunidades indígenas siguen luchando por la preservación de su identidad y sus derechos, y sus costumbres, lenguas y creencias forman parte integral de la diversidad cultural del país.
La historia de los Cuicas y Timoto-Cuicas es un testimonio de la riqueza y complejidad de las culturas indígenas de Venezuela. Su legado sigue vivo, y su influencia puede verse en la agricultura, la artesanía y las prácticas culturales de la región andina, recordándonos la importancia de respetar y honrar las raíces ancestrales que han dado forma a la identidad nacional.