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El Baile en Candela: Un Ritual de Identidad y Espiritualidad en Yaracuy

Baile en Candela: Tradición y devoción en honor a María Lionza en Yaracuy El Baile en Candela  es una manifestación cultural y ritual que se...



Baile en Candela: Tradición y devoción en honor a María Lionza en Yaracuy


El Baile en Candela es una manifestación cultural y ritual que se celebra cada 12 de octubre en el estado Yaracuy, Venezuela, en honor a la deidad indígena María Lionza. Este evento, que ha sido recientemente reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación, destaca la importancia de esta tradición dentro del patrimonio cultural venezolano y su relevancia para la identidad nacional.

Las raíces del Baile en Candela se encuentran en las danzas ancestrales de los pueblos indígenas que habitaban la región. Históricamente, estas danzas se realizaban para invocar la lluvia y garantizar buenas cosechas. Sin embargo, uno de los aspectos más impactantes de esta celebración es el acto de caminar sobre brasas ardientes, un símbolo que representa la conexión con el Dios Sol. Este ritual no solo es una prueba de resistencia física, sino también una ofrenda a María Lionza y su corte espiritual, reflejando una profunda devoción y un sentido de comunidad entre los participantes.

La manifestación en Quibayo, municipio de Urachiche, comienza la noche del 11 de octubre, cuando miles de creyentes se reúnen en el Monumento Natural María Lionza. A medianoche, los danzantes participan en rituales que incluyen danzas sobre fuego, donde elevan plegarias por la paz y la conservación del medio ambiente. Este año, el evento se dedicó a la venezolanidad y a la paz al bienestar del país y del mundo entero atrayendo a más de 10,000 visitantes.



El ministro de Cultura, Ernesto Villegas, junto a la Ministra de Pueblos Indígenas, Clara Vidal, y el embajador de México, Leopoldo de Gyves, destacó la unión de los movimientos indígena y afrovenezolano en defensa del carácter pluriétnico y multicultural de Venezuela. Durante un evento en Quibayo, se enfatizó la importancia de reconocer estos derechos en la constitución y la lucha contra el colonialismo moderno.



El 10 de octubre de 2024, el ministro de Cultura de Venezuela, Ernesto Villegas, firmó el certificado que consagra al Baile en Candela como Patrimonio Cultural. Este reconocimiento no solo celebra la tradición misma, sino que también promueve un sentido de identidad nacional y unidad entre los venezolanos. Villegas destacó que esta manifestación cultural es un sincretismo que refleja las raíces afro, indígenas y europeas presentes en la cultura venezolana.

Durante la firma del certificado patrimonial del “Baile en Candela”, Benito Irady, presidente del Centro para la Diversidad Cultural, subrayó la importancia de este reconocimiento, ya que el culto se ha extendido por todos los estados de Venezuela y al Caribe. Destacó que se considera una de las prácticas religiosas más relevantes de América Latina, enfatizando la necesidad de preservar y celebrar las mezclas culturales que enriquecen la identidad venezolana.



El Baile en Candela es más que un simple ritual; es una manifestación cultural que conecta a las comunidades con sus ancestros y con su espiritualidad indígena. Richard Pérez, presidente de la Federación Venezolana de Espiritismo y guardián de María Lionza, enfatiza que este baile es una alegoría a las danzas ancestrales utilizadas para invocar a los dioses y como una prueba para los caciques indígenas. La reciente certificación como Patrimonio Cultural marca un paso importante hacia su preservación y reconocimiento en la historia cultural venezolana.

Este evento anual no solo atrae a creyentes locales, sino también a turistas nacionales e internacionales, lo que resalta su importancia como un espacio para la reflexión sobre la identidad nacional y el respeto por las tradiciones ancestrales. La celebración se ha convertido en un símbolo de resistencia cultural frente a los desafíos modernos, reafirmando el valor de las prácticas espirituales dentro del contexto contemporáneo.

Los médiums desempeñan un papel fundamental en la celebración del Baile en Candela. Estos médiums, que provienen de diversas partes del país, son considerados los intermediarios entre el mundo espiritual y el terrenal. Durante el ritual, se cree que son poseídos por espíritus de la corte indígena, lo que les permite actuar como canales para la comunicación con María Lionza y otros seres espirituales. Este estado de trance es esencial para la ejecución del baile, ya que se considera que los médiums reciben poderes y conocimientos de los espíritus que habitan en ellos.

La preparación de los médiums para el Baile en Candela es un proceso riguroso que incluye tanto aspectos físicos como espirituales. Antes del evento, se someten a rituales de purificación y meditación para estar en sintonía con las energías espirituales. Durante la ceremonia, visten atuendos ceremoniales que simbolizan su conexión con las tradiciones ancestrales, lo cual refuerza su papel como representantes del culto. A medida que avanza el ritual, los médiums realizan danzas alrededor de las hogueras encendidas, un acto que no solo es una demostración de fe, sino también una ofrenda a María Lionza por los favores recibidos.

El momento culminante del Baile en Candela es cuando los médiums caminan sobre brasas ardientes. Este acto simbólico representa la purificación espiritual y la fortaleza ante las adversidades. A través de esta práctica, los médiums buscan demostrar su devoción y agradecimiento a María Lionza, así como su capacidad para trascender el dolor físico mediante la conexión espiritual. Durante esta parte del ritual, el ambiente se llena de fervor y emoción, ya que tanto los participantes como los espectadores son testigos de una manifestación cultural rica en simbolismo y significado.

La presencia de los médiums también contribuye a la cohesión social entre los asistentes. Su papel como líderes espirituales les otorga un estatus especial dentro de la comunidad de creyentes, quienes confían en su capacidad para canalizar las energías espirituales y ofrecer orientación. Además, su participación fomenta un sentido de unidad entre los devotos, quienes comparten una profunda conexión con las tradiciones culturales y espirituales que el Baile en Candela representa.

Gilberto Antolínez realizó una contribución invaluable al estudio de la cultura venezolana al documentar por primera vez, en 1939, la leyenda de María Lionza. Su investigación pionera marcó el inicio de un análisis formal de este símbolo cultural tan arraigado en la identidad nacional. Al recopilar y registrar las historias y creencias asociadas a María Lionza, Antolínez no solo preservó una rica tradición oral, sino que también destacó la relevancia de la figura femenina y la conexión con la naturaleza en la cultura venezolana.



María Lionza es una figura mítica de Venezuela, venerada como diosa de la naturaleza y la sanación. Su historia tiene raíces en diversas tradiciones culturales, incluyendo las indígenas, africanas y europeas. Según una de las versiones más conocidas, era una princesa indígena llamada Yara, hija del cacique Nirgua. Nació con ojos verdes, lo que fue considerado un mal presagio, y para evitar su sacrificio a la Gran Anaconda, fue escondida en las montañas de Sorte. Sin embargo, al escapar y ser llevada por el Dueño de las Aguas, su padre intentó rescatarla, provocando una inundación que destruyó su hogar. Finalmente, Yara asumió el rol de diosa protectora.

Con el tiempo, su culto se sincretizó con creencias africanas traídas por los esclavos, convirtiéndola en una figura poderosa que combina elementos de distintas culturas. Hoy en día, María Lionza es celebrada en el Cerro de Sorte, donde los devotos realizan rituales con ofrendas para buscar su protección y sanación. Su figura simboliza la resistencia cultural y la identidad nacional venezolana.



La Montaña de Sorte, también conocida como el Cerro de María Lionza, es un emblemático monumento natural ubicado en el estado Yaracuy, Venezuela. Este lugar no solo es un atractivo turístico por su belleza paisajística, sino que también es un centro espiritual significativo para muchos venezolanos. La historia de la montaña está profundamente entrelazada con la figura de María Lionza, una deidad indígena que representa la madre naturaleza y que ha sido venerada desde tiempos ancestrales. La devoción hacia María Lionza se remonta a principios del siglo XX, cuando campesinos de la región comenzaron a rendir culto a esta figura.

En 1960, durante el gobierno de Rómulo Betancourt, la montaña fue declarada monumento natural, lo que le otorgó protección estatal. Sin embargo, este reconocimiento no estuvo exento de controversias. En esa época, las autoridades persiguieron a quienes practicaban cultos espiritistas, acusándolos de delitos como la brujería y la medicina ilegal. A pesar de estos intentos por erradicar las prácticas espirituales, la montaña continuó siendo un lugar sagrado donde miles de personas se congregan anualmente, especialmente en fechas significativas como el 12 de octubre, conocido en Venezuela como el Día de la Resistencia Indígena.



La celebración en la Montaña de Sorte atrae a una multitud diversa que incluye tanto devotos como curiosos. Durante esta festividad, se realizan rituales que van desde danzas y rezos hasta ceremonias más intensas como el "baile en candela", donde los participantes caminan sobre brasas encendidas. Este evento es considerado por muchos como un "Woodstock religioso", donde se mezclan las tradiciones afrovenezolanas con las creencias indígenas y católicas.

A lo largo del tiempo, la Montaña de Sorte ha evolucionado en su significado cultural y espiritual. Se ha convertido en un símbolo de identidad nacional y resistencia cultural frente a las adversidades históricas. La diversidad de rituales y creencias que coexisten en este espacio refleja la rica herencia cultural del pueblo venezolano. No solo es un lugar para rendir homenaje a María Lionza, sino también un espacio donde se entrelazan las historias y tradiciones de diferentes grupos étnicos que han habitado la región.

El Baile en Candela es un ritual profundamente arraigado que no solo honra a María Lionza, sino que también sirve como un poderoso recordatorio de las ricas tradiciones culturales e históricas que forman parte integral de la identidad venezolana. Su reciente reconocimiento como Patrimonio Cultural subraya la importancia de mantener vivas estas tradiciones para las futuras generaciones.


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